Los aficionados a la cerveza la conocen de sobra. Múnich, dejemos las cosas claras desde el principio, es un poco borracha. Ríos y ríos de auténtica espuma alemana corren cada año a finales de septiembre por la ciudad. ¿Por qué? Por el Oktoberfest, que homenajea a esta bebida convertida en símbolo nacional y al que acuden millones de personas de toda Europa y parte del mundo en peregrinación. Pero la capital de Baviera ofrece más encantos que el etílico: según un estudio de 2009, es la ciudad al