Hace poco tuve el placer de otra bonita visita a esta preciosa ciudad patrimonio de la humanidad UNESCO, y aunque en mis muchos viajes por el mundo muchísimas personas nativas me han pedido (y una vez literalmente exigido a punta de cuchillo) dinero, esta ocasión, como dirían mis amigos españoles, ha sido la hostia.
Pues este pasado miércoles, estuve con un amigo cartaginero conversando un tomando un traguito en el conocido bar-restaurante Café del Mar, ubicado sobre la anciana muralla de piedra