Uno de los destinos más turísticos de Costa Rica es la península de Nicoya. Se ubica en las provincias de Guanacaste y Puntarenas. Su fama ha saltado a la palestra a través del ecoturismo, la mayor atracción de la zona. En el interior de estas tierras la vida es bastante tranquila, con playas magníficas que atraen a turistas de todo el globo.

Pese a de su cercanía con la zona norte del Pacífico costarricense, la parte más austral de la península es radicalmente distinta. Predominan los paisajes de aguas calmas y un clima más húmedo durante la estación seca. En el sentido social, abundan los pequeños emprendimientos locales inmersos en pueblecitos pintorescos. Esto contrasta con la región más cercana a Nicaragua, donde existe un desarrollo en manos de inversionistas internacionales.

A través de la historia, la parte ultramar de la provincia de Puntarenas no se había incluido dentro de las excursiones turísticas para los foráneos. El motivo principal era la dificultad de acceso, con caminos de lastre y terreno escabroso. Sin embargo, en tiempos recientes se abrieron vías por Guanacaste. Además, se instaló un ferri desde el puerto de Puntarenas hasta Paquera. Ambos aspectos han mejorado sustancialmente la calidad de vida de la población. Aparte, han permitido la visita de nacionales y extranjeros, ávidos por conocer las bellezas que allí se esconden.

 

De tal modo, las comunidades aledañas de Cóbano, Mal País, Montezuma, Paquera, playa del Carmen, Santa Teresa y Tambor han hecho mancuerna para atraer a todo aquel que añore una experiencia única en Tiquicia. En conjunto han creado la Ruta de la Diversidad, un trayecto rústico y de esencia natural. El eje transversal de la propuesta es la conservación, de modo que tanto las generaciones presentes como las futuras puedan disfrutar de las bondades de la región.

 

Se pretende así preservar el patrimonio natural regional. Este se compone de bosque tropical de transición climática –tanto seco como lluvioso–, motivo por el cual abundan especies animales y vegetales provenientes de los distintos tipos de hábitats. Ello facilita no solo la diversidad visible sino la cantidad de interacciones que se pueden experimentar durante la excursión. En ese sentido, el refugio de vida silvestre de Curú es un ejemplo descollante pues los animales corren libres por los senderos sin temor ni riesgo para los turistas. Se localiza entre Paquera y Tambor.

 

Además, podrá ver las bahías que se esconden en los estuarios. Están llenos de pequeñas islas hermosas con manglares espesos. Los parajes sirven de base para hoteles boutique selectos. Debido a su ubicación, estos centros turísticos solo son accesibles por vía marítima. No obstante lo anterior, ello facilita la realización de otro tipo de actividades, tales como: canotaje, buceo, pesca deportiva o una excursión a la isla Tortuga . En este último sitio solía haber un centro penitenciario ahora convertido en una obra histórica rodeada de un centro de protección de la vida silvestre.

 

Estos son solo algunos de las sorpresas que usted puede encontrar. Si desea conocer los detalles, dese una vuelta por el hotel Tropico Latino . ¡Disfrutará de los mejores momentos de su vida!

Por: Andrés Figueroa

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