La administración de ese vasto territorio se ejercía mediante el concurso de dos niveles de funcionarios. En primer lugar estaba la aristocracia de los orejones, formada por miembros de las panacas (linajes) de los incas antiguos y por algunos sujetos elevados a esa dignidad en virtud de su talento para la labor gubernativa; tanto unos como otros tenían el derecho de legar su posición privilegiada a sus descendientes. Los orejones desempeñaban cargos eminentes en la organización del Cusco, dirig