Nos dice la leyenda que el Padre Sol, viendo que los hombres y mujeres vivían en estado de barbarie tuvo lástima de ellos y envió a la tierra a una hija y un hijo suyos a fin de que enseñaran a estos hombres a vivir como gentes cultas dotadas de razón y no como animales.
Con este mandato puso el Padre Sol a estos sus hijos en el Lago Titicaca ordenándoles que donde fueran y donde pararan hincaran la barra de oro que les había dado. Donde ella se hundiera de un sólo golpe era porque en ese lugar quería su Padre que se fundase la ciudad capital del Imperio.
Luego de salir del Lago Titicaca, estos dos hijos del Padre Sol, llamados Manco Capac y Mama Ocllo caminaron en dirección noroeste y por doquiera, que pasaban hincaban la barra sin resultado positivo. Llegaron así a un lugar llamado Pacaritambo, que está a siete leguas al sur oeste del Cusco y después de una corta estadía continuaron su correría llegando al cerro llamado Huanacaure, donde al hincar la barreta desapareció con mucha facilidad, manifestando Manco Capac "en este valle manda nuestro Padre que aparemos y hagamos nuestro asiento y morada para cumplir su voluntad".
Ante los habitantes de esta región, apareció Manco Capac cubierto su cuerpo con planchas de plata que de por sí relucían, causando la admiración de estos hombres quienes aceptaron someterse a su voluntad. Cumpliendo con el mandato de su Padre, Manco Capac enseñó a los hombres el cultivo de la tierra, construir arados, acequias, canales, hacer su propio calzado y sus propias casas; mientras que Mama Ocllo enseñó a las mujeres a tejer, cocinar y todas las artes propias de su sexo.
Esta leyenda es considerada por la mayoría de los cronistas que se ocupan del Imperio Inca y por consiguiente resulta la más difundida.
Esta y otras leyendas se pueden vivir en la ciudad de Cusco, y si visitas Machu Picchu, un lugar excelente para alojarte es el Hotel La Cabaña Machu Picchu.
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