por Cristóbal Ramírez
Es la ciudad fashion y con estilo. En esto no hay duda. Roma es la capital oficial de Italia, pero es en Milán donde se tejen las relaciones contractuales y comerciales que elevan el PIB del país. Milán es la urbe de los negocios y de la moda. Y si no, cuando esté en pleno bullicio y se disponga a recorrer su centro, intente contar las tiendas de lujo. Perderá la cuenta. Dolce & Gabanna, Dior, Chanel, Kenzo, Ferragamo, Versace, Valentino…
Y eso se nota en sus habitantes, siempre de punta en blanco en el cuadrilátero de oro, un espacio demarcado por las calles Sant Andrea, Della Spiga, Montenapoleone y Via Manzoni. Tiene fama de ser más fea que Roma, pero Milán depara encantadores rincones. El Duomo es la catedral gótica más grande del mundo y se empezó a construir en el siglo XIV. Hay que entrar y subir a su tejado, desde donde se contemplan agujas que se elevan al cielo, esculturas y una retícula de calles en movimiento constante.
La Pinacoteca es otra parada fundamental para entender la pintura italiana, a la que el mundo entero le debe tanto. De todas formas, el cuadro más visto es La última cena, de Leonardo Da Vinci. Se encuentra en el convento de Santa Maria della Grazie y hay que reservar entrada con antelación. Los turistas parecen entrar en éxtasis delante de Jesús y sus apóstoles.
Pero la ciudad se vive en las calles, nunca dentro de edificios. Brera es un encantador barrio empedrado de lo más romántico. Hay tiendecitas deliciosas y trattorias que exhalan vapores con olor a mozzarella. No olvidar probar la cotoletta milanesa, filete empanado tan grande que no cabe en un plato. Navigli es la zona underground, ubicada entre los canales que sirvieron para conducir el mármol hasta la catedral durante su construcción. Hay tiendas, bares, terrazas, gente joven guapa y bien vestida…
Parada en el Castello Sforzesco y el parque Sempione antes de visitar la Triennale, el museo que exhibe los hitos del diseño italiano. Si quiere sentir el pulso innovador de Milán, tendrá que ir al barrio de Dergano, en el norte de la ciudad, donde a principios del siglo XX brotó la industria milanesa. Aún se pueden ver las fábricas antiguas, pero hoy es un foco de talento que mezcla artesanía y técnica. Hay tiendas de muebles vintage, de pañuelos y cortinas de seda, tiendas de cerámica, cervecerías… La estación de metro es Maciachini. También hay que reservar tiempo para ver el Arco della Pace, la Piazza Mercanti, el famoso Teatro de la Scala y la carísima galería de tiendas Vittorio Emanuele II, lujo, piedra y luz de principios del siglo XX.
Y después de este maratón de vida urbana y con la Visa echando chispas, lo ideal sería entrar en conexión directa con la naturaleza en el lago Como, refugio de famosos como George Clooney y Robert de Niro. Con una particular forma de Y, a sus faldas se arremolinan pueblos y villas en un entorno natural alucinante. En Como, su capital, hay que ver el Duomo, el teatro Sociale, la torre medieval y el arrabal. Se hinchará a comer pescado, pizzas y pasta mientras el sol le da en la cara. Si quiere un ambiente más agro, no dude en saltar de Cernobbio a Laglio a Tremezzo a Pescallo y a Torno. Esta dolce vitta es mejor que como la pintan en las películas.
Datos útiles:
- Milán tiene 1.307.495 habitantes y la mejor forma de recorrer su centro es en metro y a pie.
- Sus inviernos son fríos, con posibilidad de nevadas, y los veranos, no tan calurosos como en Roma debido a su clima oceánico.
- La moneda es el euro.
- Iberia ofrece vuelos directos a Milán desde Madrid, con una frecuencia de hasta 5 vuelos diarios. Para conseguir los vuelos más baratos, entre en www.iberia.com, y marque la opción “soy flexible en fechas”.
De megustavolar.iberia.com
Foto | Talke Photography
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Wow! Me gustaria visitar Milan!